Cáncer de Piel

El cáncer de piel es uno de los tipos de cáncer más comunes a nivel mundial, y su incidencia sigue en aumento debido, en gran parte, a la exposición excesiva al sol. Conocer los distintos tipos de cáncer cutáneo y cómo se desarrollan es fundamental para detectarlo a tiempo y recibir el tratamiento adecuado.

El cáncer de piel puede presentarse en diferentes formas, dependiendo del tipo de célula cutánea en la que se origine. En términos generales, se clasifica en dos grandes grupos:

  • Melanoma
  • Cáncer de piel no melanoma, que incluye el carcinoma de células basales (CCB) y el carcinoma de células escamosas (CCE).

Melanoma

El melanoma es un tipo agresivo de cáncer de piel que se desarrolla a partir de los melanocitos, las células encargadas de producir melanina (el pigmento de la piel). Existen varios subtipos de melanoma:

  • Melanoma de extensión superficial
  • Melanoma nodular
  • Melanoma lentigo maligno
  • Melanoma lentiginoso acral

El tratamiento del melanoma difiere significativamente del de los cánceres de piel no melanoma.

Cáncer de piel no melanoma

El cáncer de piel no melanoma incluye principalmente dos tipos:

  • Carcinoma de células basales (CCB): Es el tipo más común de cáncer de piel en España. Se origina en las células basales de la piel.
  • Carcinoma de células escamosas (CCE): Es el segundo tipo más frecuente de cáncer cutáneo en España y se desarrolla en las capas de células escamosas de la epidermis.

Ambos tipos suelen estar relacionados con la exposición prolongada al sol y, aunque suelen ser menos agresivos que el melanoma, también requieren diagnóstico y tratamiento médico oportuno.

Otros tipos de cáncer que afectan la piel

Además de los más comunes, existen otros tipos menos frecuentes de cáncer de piel, que incluyen:

  • Sarcoma de Kaposi
  • Linfoma cutáneo
  • Sarcoma

Estos tipos de cáncer cutáneo son poco comunes y su abordaje médico es distinto al del melanoma y los cánceres de piel no melanoma.

Los síntomas del cáncer de piel pueden variar considerablemente según el tipo y la persona. Por eso, es fundamental prestar atención a cualquier cambio en la piel. Consulta a tu médico de cabecera si presentas alguno de los siguientes signos:

  • Un lunar nuevo o que ha cambiado de forma, color o tamaño.
  • Cualquier cambio inusual o inexplicable en la piel.
  • Una herida o picor persistente que no desaparece con el tiempo.

Una recomendación útil es tomar una fotografía de cualquier área sospechosa para poder controlar su evolución.

Es importante recordar que muchas afecciones cutáneas, especialmente en personas mayores, no están relacionadas con el cáncer. Sin embargo, ante la duda, es mejor consultar a un profesional sanitario para un diagnóstico temprano.

Existen diversos factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de piel. Estos se conocen como factores de riesgo. Tener uno o varios factores de riesgo no significa que vayas a desarrollar cáncer de piel con certeza, al igual que no tenerlos no garantiza estar completamente libre de riesgo.

Factores de riesgo del cáncer de piel y exposición solar

La radiación ultravioleta (UV) proveniente del sol es la principal causa de todos los tipos de cáncer de piel. Esta radiación daña el ADN de las células cutáneas, y con el tiempo, ese daño puede desencadenar el desarrollo de cáncer.

El tipo de exposición al sol que una persona ha tenido a lo largo de su vida influye directamente en el riesgo de padecer cáncer de piel:

  • Melanoma: suele estar relacionado con exposiciones breves pero intensas al sol, como durante las vacaciones en climas cálidos o al tomar el sol.
  • Cánceres de piel no melanoma (como el carcinoma basocelular y el carcinoma escamoso): están asociados a exposiciones prolongadas al sol, por ejemplo, trabajar al aire libre durante muchos años.

Vivir cerca del ecuador o en regiones con altos niveles de radiación UV, como Australia o Nueva Zelanda, también aumenta significativamente el riesgo.

Tipo de piel y sensibilidad al sol

Tu tipo de piel también puede influir en tu riesgo de cáncer cutáneo. Las personas con piel clara tienen mayor sensibilidad al sol, y por tanto, mayor riesgo. Esto incluye a quienes tienen:

  • Piel clara o con pecas
  • Cabello rubio o pelirrojo
  • Ojos azules o verdes

Las personas con piel negra o morena tienen un riesgo menor porque su piel produce más melanina, un pigmento que protege parcialmente contra los daños solares. Sin embargo, también pueden desarrollar cáncer de piel, por lo que es importante proteger la piel y vigilar cualquier cambio.

Este tipo de melanoma es más común en personas con piel negra o morena. Suele aparecer en zonas que no están expuestas al sol, como:

  • Las palmas de las manos
  • Las plantas de los pies
  • Debajo de las uñas de manos y pies

Cabinas solares, camas de bronceado y lámparas solares

El uso de camas solares y lámparas de bronceado incrementa significativamente el riesgo de padecer cáncer de piel. Estos dispositivos emiten rayos UV artificiales que también dañan el ADN de la piel. El riesgo aumenta cuanto más frecuente es su uso, especialmente si se comenzó a usarlas a una edad temprana o si se tiene piel clara.

Edad

El riesgo de desarrollar cáncer cutáneo aumenta con la edad, ya que el daño celular provocado por la exposición solar se acumula a lo largo de los años.

Haber tenido cáncer de piel anteriormente

Si ya has tenido un diagnóstico previo de cáncer de piel, es más probable que vuelva a desarrollarse, ya sea en el mismo lugar (recurrencia local) o en otra parte del cuerpo.

Enfermedades cutáneas precancerosas

Es una afección cutánea que puede evolucionar hacia un carcinoma escamoso si no se trata. También se la conoce como carcinoma escamoso in situ. Se estima que aproximadamente el 3% de los casos podrían progresar a cáncer invasivo.

La queratosis actínica es una lesión cutánea áspera o costrosa causada por la exposición prolongada al sol. Afecta principalmente a zonas como:

  • Manos y antebrazos
  • Cara, orejas y cuero cabelludo
  • Parte inferior de las piernas

Si no se trata, podría evolucionar a un carcinoma de células escamosas.

Tratamiento previo con radioterapia

Las personas que han recibido radioterapia pueden tener un mayor riesgo de desarrollar cáncer de piel en la zona que fue tratada, especialmente años después del tratamiento.

Sistema inmunitario debilitado

Tener un sistema inmunológico debilitado también aumenta el riesgo de cáncer de piel. Esto incluye a personas que:

  • Han recibido un trasplante y toman inmunosupresores
  • Viven con VIH
  • Tienen ciertos tipos de cáncer de la sangre, como la leucemia linfocítica crónica (LLC)
  • Padecen enfermedades autoinmunes como psoriasis o enfermedad inflamatoria intestinal

Aunque los medicamentos inmunosupresores son necesarios en muchos casos, es esencial revisar la piel con regularidad y protegerse del sol.

Cicatrices crónicas y cambios en la piel

El carcinoma de células escamosas puede desarrollarse en zonas de la piel que han estado dañadas o inflamadas durante mucho tiempo, como por ejemplo:

  • Cicatrices de quemaduras
  • Áreas afectadas por enfermedades crónicas como el lupus

Exposición a productos químicos

En casos raros, la exposición prolongada a ciertos productos químicos en el lugar de trabajo puede causar cáncer de piel no melanoma. Si trabajas con sustancias químicas, utiliza siempre ropa y equipo de protección, y sigue las instrucciones del fabricante también en el hogar.

Condiciones genéticas

Aunque la mayoría de los cánceres de piel no son hereditarios, algunas condiciones genéticas raras pueden aumentar el riesgo. Estas incluyen:

  • Síndrome de Gorlin
  • Xerodermia pigmentosa (XP)

Tener muchos lunares o lunares atípicos

Las personas con muchos lunares o lunares atípicos tienen un mayor riesgo de desarrollar melanoma. Es importante vigilar estos lunares y acudir al dermatólogo si se observan cambios.

Antecedentes familiares de melanoma

Tener un familiar cercano (padre, madre, hermano, hermana o hijo) que haya tenido melanoma aumenta el riesgo. Esto puede deberse a factores genéticos o a similitudes en el tipo de piel. Se estima que alrededor del 10% de los casos de melanoma están relacionados con la genética familiar.

Si presentas síntomas de cáncer de piel, es fundamental contactar con tu médico de cabecera lo antes posible. El diagnóstico temprano mejora significativamente las posibilidades de un tratamiento eficaz.

Primera consulta médica

En la consulta, el médico examinará la zona de piel afectada y, en algunos casos, podrá tomar fotografías del cambio cutáneo para su seguimiento. Si está especialmente capacitado, podría incluso extirpar directamente la zona sospechosa.

Si el médico sospecha que podrías tener un tipo de cáncer de piel, te derivará a un especialista en enfermedades de la piel, llamado dermatólogo, en un centro hospitalario.

El médico de cabecera puede decidir la urgencia con la que debes ser atendido por un especialista:

  • Melanoma o carcinoma de células escamosas (CCE): Si sospecha uno de estos tipos, solicitará una derivación urgente, normalmente para que seas atendido por un dermatólogo lo antes posible.
  • Carcinoma basocelular (CBC): En este caso, la derivación suele ser no urgente, ya que este tipo de cáncer de piel crece lentamente. Por lo general, la cita puede programarse en un plazo mas largo de tiempo, sin que eso suponga un riesgo inmediato.

En el hospital: examen dermatológico

Una vez en consulta, el dermatólogo evaluará la zona afectada y te hará preguntas sobre:

  • Cuánto tiempo llevas con los síntomas
  • Qué cambios has notado
  • Si la lesión ha aumentado de tamaño o ha cambiado de aspecto

También puede utilizar un dermatoscopio, un instrumento similar a una lupa con luz, que permite observar la piel con mayor precisión.

¿Es necesaria una biopsia?

A veces, no es posible saber con certeza si una lesión cutánea es un cáncer solo con una observación visual. En ese caso, el especialista puede recomendarte realizar una biopsia.

Una biopsia consiste en extraer una muestra de piel para analizarla en el laboratorio. Este procedimiento suele hacerse en una consulta ambulatoria, bajo anestesia local. El médico extirpa parte o toda la lesión sospechosa y la envía al laboratorio para su análisis detallado.

Para confirmar si una lesión cutánea es cáncer de piel, el especialista puede realizar una biopsia, un procedimiento en el que se toma una muestra de tejido para analizarla en laboratorio. Existen diferentes tipos de biopsia según la ubicación, el tamaño y el aspecto de la lesión.

Biopsia por incisión

En este tipo de biopsia, el médico extrae una pequeña parte de la zona sospechosa utilizando un bisturí. Después, se colocan puntos de sutura para cerrar la herida. Se utiliza cuando no es necesario extraer toda la lesión.

Biopsia por escisión

Es similar a la biopsia por incisión, pero en este caso se extirpa toda la zona anormal, incluyendo un pequeño margen de piel sana alrededor. Esta técnica se usa con frecuencia cuando se sospecha un melanoma, ya que permite eliminar completamente el lunar o lesión sospechosa desde el principio.

Biopsia por punción

El médico emplea un pequeño instrumento circular cortante para tomar una muestra de piel en profundidad. Esta técnica es útil para evaluar capas más profundas de la piel. Es posible que se necesiten puntos de sutura para cerrar el área.

Biopsia por afeitado

Se utiliza un instrumento especial para rasurar o recortar la capa superficial de la piel afectada. No suele requerir puntos, ya que la herida forma una costra que cicatriza por sí sola. Es útil para lesiones superficiales.

Pruebas adicionales tras el diagnóstico de cáncer de piel

Cuando una biopsia confirma que tienes cáncer de piel, tu médico puede realizar pruebas adicionales para examinar otras áreas del cuerpo. Esto permite detectar posibles lesiones adicionales o comprobar si el cáncer se ha extendido.

Si te han diagnosticado un carcinoma basocelular, lo más habitual es que no necesites más pruebas, siempre que el cáncer haya sido eliminado por completo. Este tipo de cáncer de piel casi nunca se disemina a otras partes del cuerpo.

Si tienes un melanoma, es posible que te realicen pruebas específicas para revisar los ganglios linfáticos cercanos. Esto se hace para verificar si el cáncer se ha propagado.

Cuando se diagnostica un carcinoma escamoso, el médico palpará los ganglios linfáticos cercanos a la zona afectada para comprobar si están inflamados. Aunque este tipo de cáncer de piel puede extenderse ocasionalmente, no es lo más común.

En algunos casos poco frecuentes, el médico puede recomendar una cirugía para tomar muestras de los ganglios linfáticos cercanos. Esto solo se realiza si hay una sospecha razonable de que el cáncer podría haberse diseminado.

Pruebas por imagen para detectar la extensión del cáncer de piel

En algunos casos, si tu médico sospecha que el cáncer de piel podría haberse extendido a otras partes del cuerpo, puede solicitar pruebas por imagen. Estas pruebas no suelen realizarse en las etapas iniciales del diagnóstico, pero son importantes si existe riesgo de diseminación.

Tu equipo sanitario te explicará con detalle cada prueba si consideran que la necesitas.

La ecografía utiliza ondas sonoras para crear una imagen de una zona interna del cuerpo. Durante la prueba:

  • Se aplica un gel especial sobre la piel.
  • Se desliza un pequeño dispositivo llamado transductor sobre la zona a estudiar.

Es una técnica sencilla y no invasiva, útil para examinar los ganglios linfáticos cercanos al cáncer de piel.

La tomografía computarizada (TAC) utiliza rayos X para generar imágenes detalladas del interior del cuerpo. El escáner tiene forma de anillo grande y grueso. Durante la prueba:

  • Te recuestas en una camilla estrecha.
  • Esta se desplaza lentamente dentro del anillo para capturar imágenes.

Es útil para detectar si el cáncer de piel se ha extendido a órganos o tejidos profundos.

La resonancia magnética (RM) emplea imanes y ondas de radio para crear imágenes muy precisas. En este estudio:

  • Deberás permanecer acostado en una camilla dentro de un tubo largo.
  • Es importante quedarse quieto durante todo el escaneo.

La resonancia magnética se usa en algunos tipos de cáncer de piel para evaluar áreas difíciles de visualizar con otras técnicas.

La prueba PET utiliza una pequeña dosis de radiación para estudiar la actividad celular en distintas partes del cuerpo. Este tipo de escáner ayuda a identificar células cancerosas activas. Durante el procedimiento:

  • Recibirás una inyección con un marcador radiactivo, aproximadamente una hora antes del escaneo.
  • Te acostarás en una camilla estrecha que se moverá a través de un anillo similar al del TAC.

Se suele utilizar junto con un TAC (PET-TAC) para obtener una visión más completa de posibles metástasis del cáncer de piel.

Tratamiento del cáncer de piel

El tratamiento del cáncer de piel depende del tipo específico de cáncer que tengas. Un equipo de especialistas llamado equipo multidisciplinario se reunirá para decidir cuál es la mejor opción terapéutica para ti. Este equipo puede incluir dermatólogos, cirujanos, oncólogos, enfermeras y otros profesionales sanitarios.

En los casos de carcinoma basocelular (CBC) y carcinoma escamoso (CCE), el tratamiento más común es la cirugía. En la mayoría de los casos:

  • Se realiza una intervención para extirpar completamente el cáncer de piel.
  • La cirugía suele ser el único tratamiento necesario, especialmente si el cáncer se detecta en fases tempranas.

En algunas situaciones, se pueden emplear otros tratamientos alternativos, como la terapia fotodinámica, crioterapia o tratamientos tópicos.

Tratamiento del melanoma

En el caso del melanoma, también se utiliza principalmente la cirugía para eliminar la lesión cancerosa. Sin embargo:

  • Algunas personas pueden necesitar una cirugía adicional si el melanoma está más avanzado.
  • Dependiendo del estadío del melanoma, se pueden indicar otros tratamientos complementarios, como inmunoterapia, terapias dirigidas o radioterapia.

Ensayos clínicos

En algunos casos, podrías tener la oportunidad de acceder a tratamientos innovadores del cáncer de piel participando en un ensayo clínico. Estos estudios evalúan nuevas terapias que podrían ofrecer beneficios adicionales.

Seguimiento tras el tratamiento del cáncer de piel

Muchas personas que han recibido tratamiento quirúrgico para carcinomas basocelulares (CBC) o carcinomas escamosos (CCE) en etapas tempranas no necesitan controles hospitalarios a largo plazo. Sin embargo, tu médico puede recomendar revisiones periódicas durante un tiempo, para confirmar que el tratamiento ha sido efectivo y que el cáncer de piel no ha reaparecido. También podrás hablar con tu equipo medico sobre cualquier duda o preocupación.

El seguimiento del melanoma dependerá del estadio en que se detectó.

Después de haber tenido cáncer de piel, el riesgo de que reaparezca en la misma zona —lo que se conoce como recurrencia— es más alto. También aumenta la posibilidad de desarrollar otro cáncer de piel en otra parte del cuerpo.

Tu equipo médico puede recomendarte controles regulares de la piel con tu médico de cabecera. Es fundamental que revises tu piel periódicamente para detectar cualquier síntoma nuevo o cambios sospechosos. Usa un espejo para observar zonas difíciles, como la espalda, o pide ayuda a un familiar si lo prefieres.

Ante cualquier cambio en la piel entre controles, acude a tu médico o enfermera lo antes posible.


Cómo prevenir nuevos casos de cáncer de piel

Después de haber tenido cáncer de piel, es aún más importante proteger tu piel del sol. Aquí algunos consejos clave:

  • Evita el uso de camas solares o lámparas solares. Si quieres lucir bronceado, opta por un autobronceador.
  • Revisa tu piel con frecuencia.
  • Si no pasas mucho tiempo al aire libre, consulta con tu médico para comprobar tus niveles de vitamina D. Podrías necesitar suplementos si son bajos.

Encuentra más detalles en nuestra guía sobre protección solar y cáncer de piel.


Imagen corporal tras el tratamiento del cáncer de piel

Los profesionales sanitarios intentan minimizar los efectos del tratamiento en tu apariencia. Muchas personas solo tienen cicatrices leves, pero en algunos casos pueden ser más visibles.

Los cambios físicos pueden afectar tu imagen corporal, es decir, cómo percibes tu cuerpo. Estos sentimientos suelen mejorar con el tiempo, pero es normal sentirse más consciente del propio aspecto.

Hablar con personas de confianza, como familiares, amigos o profesionales de la salud, puede ayudarte. También puede ser útil compartir experiencias con alguien que haya pasado por algo similar.

Existen recursos y herramientas que pueden ayudarte a:

  • Sentirte mejor con tu apariencia.
  • Afrontar los cambios físicos.
  • Recuperar la confianza en ti mismo.

Puedes considerar el uso de maquillaje corrector o camuflaje para disimular cicatrices. Consulta con tu médico o enfermero/a especialista. Organizaciones como Changing Faces ofrecen más información sobre maquillaje corrector.


Apoyo emocional tras el cáncer de piel

No existe una forma correcta o incorrecta de sentirte tras recibir un diagnóstico de cáncer de piel. Puedes experimentar una mezcla de emociones: preocupación, tristeza, ansiedad o alivio.

Incluso si tu cáncer era de bajo riesgo, es normal sentirse afectado emocionalmente. Hablar de tus sentimientos puede ser muy útil, ya sea con personas cercanas o con un profesional.

Si te cuesta lidiar con la situación, tu equipo médico puede derivarte a un/a psicólogo/a especializado en oncología.

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