Cáncer de mama

Cada año, aproximadamente 35.000 personas son diagnosticadas con cáncer de mama en España. Aunque es más frecuente en mujeres mayores de 50 años, también puede afectar a mujeres más jóvenes. El cáncer de mama puede clasificarse en dos tipos principales: invasivo y no invasivo. Cuando se habla de cáncer de mama de manera general, suele referirse al tipo invasivo, que ocurre cuando las células cancerosas se extienden más allá de los conductos galactóforos o lóbulos mamarios, invadiendo el tejido mamario circundante.

Existen formas tempranas del cáncer de mama que no han invadido los tejidos circundantes, como el carcinoma ductal in situ. Se trata de la etapa más precoz del cáncer de mama y, en la mayoría de los casos, se detecta a través de programas rutinarios de cribado mamográfico.

El cáncer de mama en hombres es poco común, representando alrededor del 1% de todos los casos de este tipo de cáncer.

Además, si formas parte de la comunidad LGBTQ+ y convives con un diagnóstico de cáncer de mama, ofrecemos recursos y apoyo adaptados a tus necesidades.

Existen diferentes tipos de cáncer de mama, y conocer el tipo específico que tienes es fundamental para que tu equipo médico determine el tratamiento más adecuado. El cáncer de mama se clasifica principalmente en dos categorías: no invasivo e invasivo.

Cáncer de mama no invasivo


El cáncer de mama no invasivo se mantiene dentro de los conductos galactóforos o los lóbulos mamarios sin extenderse a los tejidos circundantes. El tipo más común de cáncer de mama no invasivo es el carcinoma ductal in situ (CDIS), que suele detectarse a través de programas de cribado mamográfico.


El carcinoma ductal in situ (CDIS) es la forma más temprana de cáncer de mama. En el CDIS, las células anómalas se encuentran dentro de los conductos mamarios, pero permanecen contenidas en su lugar de origen (in situ), sin haberse extendido al tejido mamario normal circundante.

El CDIS puede detectarse mediante una mamografía y, con frecuencia, se diagnostica durante los programas de cribado mamográfico.


El carcinoma lobulillar in situ (CLIS) no se considera un cáncer de mama propiamente dicho, sino una alteración celular que se produce en el revestimiento de los lóbulos mamarios. Aunque el CLIS no es un cáncer, puede aumentar ligeramente el riesgo de desarrollar cáncer de mama en el futuro. La mayoría de las personas con CLIS no desarrollan cáncer de mama.

Cáncer de mama invasivo


El cáncer de mama invasivo ocurre cuando las células cancerosas traspasan los conductos o lóbulos mamarios donde se originaron, invadiendo el tejido mamario cercano. La mayoría de los casos de cáncer de mama son de tipo invasivo.

Cuando las células cancerosas se examinan al microscopio y no presentan características específicas, se diagnostica como carcinoma de mama sin especificación especial (NST) o carcinoma ductal invasivo. Se trata del tipo más común de cáncer de mama, representando entre el 70% y el 80% de todos los casos de cáncer de mama invasivo.

Aproximadamente entre el 10% y el 20% de los casos de cáncer de mama invasivo comienzan en los lóbulos mamarios, donde se produce la leche materna.

El síntoma principal del carcinoma lobulillar invasivo suele ser un engrosamiento o una hinchazón del tejido mamario, sin que necesariamente se forme un bulto palpable. Otros signos pueden incluir:

  • Cambios en la piel de la mama, como retracción o formación de hoyuelos.
  • Inversión del pezón (pezón que se invierte hacia adentro).

Este tipo de cáncer de mama puede ser más difícil de detectar mediante una mamografía debido a la forma en que crece, por lo que a menudo se requiere una resonancia magnética (RM) para un diagnóstico más preciso.

El tratamiento del carcinoma lobulillar invasivo es similar al del cáncer de mama sin especificación especial (NST) e incluye opciones como:

  • Cirugía conservadora de mama o mastectomía, dependiendo del tamaño y la localización del tumor.
  • Radioterapia, para eliminar posibles células cancerosas residuales.
  • Quimioterapia, en casos de tumores más agresivos o avanzados.
  • Terapia hormonal, si el cáncer presenta receptores hormonales positivos.
  • Terapias dirigidas, como el tratamiento anti-HER2, en casos específicos.

Algunos tipos de cáncer de mama presentan características particulares cuando se observan al microscopio. Estos subtipos se denominan cánceres de mama de tipo especial e incluyen:

  • Carcinoma tubular: Se caracteriza por la formación de estructuras tubulares en el tejido mamario.
  • Carcinoma medular: Un tipo poco común que puede tener un pronóstico más favorable.
  • Carcinoma mucinoso: Se compone de células cancerosas suspendidas en una sustancia mucosa.
  • Carcinoma cribiforme: Las células cancerosas forman patrones en forma de cribas o tamices.

Existen otros tipos más raros, como:

  • Tumores filoides malignos: Se desarrollan en el tejido conectivo de la mama.
  • Angiosarcoma: Un tipo poco frecuente que afecta los vasos sanguíneos o linfáticos.

El cáncer de mama inflamatorio es una forma rara y agresiva en la que las células cancerosas bloquean los vasos linfáticos de la piel de la mama, provocando inflamación. Los síntomas incluyen:

  • Enrojecimiento y calor en la mama.
  • Hinchazón y endurecimiento de la piel, que puede adquirir un aspecto similar a la piel de naranja.

La enfermedad de Paget de la mama es una afección poco frecuente que causa un enrojecimiento y descamación de la piel del pezón, similar a un eccema. Las personas con esta enfermedad suelen tener asociado un carcinoma ductal in situ (CDIS) o un cáncer de mama invasivo.

Receptores hormonales y HER2


Algunos tipos de cáncer de mama se identifican por la presencia o ausencia de ciertos receptores en las células cancerosas:

  • Cáncer de mama con receptores hormonales positivos: Las células cancerosas tienen receptores para hormonas como el estrógeno o la progesterona, lo que puede influir en el tratamiento.
  • Cáncer de mama HER2 positivo: Se caracteriza por la presencia de una proteína llamada HER2, que puede hacer que el cáncer crezca de manera más agresiva.


El cáncer de mama triple negativo no presenta receptores para estrógeno, progesterona ni la proteína HER2, lo que limita las opciones de tratamiento a terapias específicas.

El síntoma más común del cáncer de mama es la aparición de un bulto en la mama. Sin embargo, la mayoría de los bultos no son cancerosos. Aun así, es fundamental que cualquier cambio o alteración en las mamas sea evaluado por un médico para descartar la presencia de cáncer de mama o iniciar un tratamiento precoz si fuera necesario.

Además de la presencia de un bulto, otros signos que podrían indicar cáncer de mama incluyen:

  • Cambio en el tamaño o la forma de la mama.
  • Alteraciones en la piel, como enrojecimiento, retracción o aspecto de «piel de naranja».
  • Dolor persistente en la mama o en la axila.
  • Secreción anormal por el pezón, especialmente si es sanguinolenta o transparente.
  • Inversión o retracción del pezón (pezón que se mete hacia adentro).
  • Hinchazón en la axila o alrededor de la clavícula, que podría indicar afectación de los ganglios linfáticos.

Detectar el cáncer de mama en sus fases iniciales aumenta significativamente las probabilidades de éxito del tratamiento. Por eso, es crucial realizar autoexploraciones regulares y acudir a los programas de cribado mamográfico.

Los médicos no conocen las causas exactas del cáncer de mama, pero se han identificado diversos factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de desarrollarlo.

Es importante entender que:

  • Tener uno o varios factores de riesgo no significa que necesariamente se desarrollará cáncer de mama.
  • No tener factores de riesgo identificables no garantiza que no se pueda desarrollar la enfermedad.

El cáncer de mama suele ser el resultado de una combinación de diferentes factores, más que de una única causa. A continuación, se detallan algunas de las principales:

Edad

El factor de riesgo más importante para el cáncer de mama es la edad. Alrededor de 8 de cada 10 mujeres diagnosticadas (80%) tienen más de 50 años. El cáncer de mama es poco común antes de los 30 años.

Antecedentes personales de cáncer de mama

El riesgo aumenta si has tenido previamente cáncer de mama o carcinoma ductal in situ (CDIS). En estos casos, se realiza un seguimiento médico regular para detectar a tiempo cualquier cambio en la misma mama o en la otra.

Enfermedades mamarias

Ciertas afecciones mamarias también pueden incrementar el riesgo, como:

  • Carcinoma lobulillar in situ (CLIS).
  • Hiperplasia ductal atípica. Las personas con estas condiciones suelen ser monitorizadas de manera regular para detectar cualquier cambio a tiempo.

Tejido mamario denso

El tejido mamario denso se compone principalmente de tejido glandular y conectivo, con poca cantidad de tejido graso. Si una mamografía revela que tienes tejido mamario denso, el riesgo de desarrollar cáncer de mama es mayor que en quienes tienen tejido mamario predominantemente graso.

Factores hormonales

Las hormonas estrógeno y progesterona pueden influir en el riesgo de cáncer de mama. Algunos factores que aumentan el riesgo son:

  • Uso de terapia hormonal sustitutiva durante más de 5 años, especialmente la combinación de estrógeno y progesterona (el riesgo disminuye al suspender el tratamiento).
  • No haber tenido hijos.
  • Tener el primer hijo después de los 30 años.
  • No haber amamantado o hacerlo durante menos de un año en total.
  • Inicio de la menstruación antes de los 12 años o menopausia tardía (después de los 55 años).
  • Uso de la píldora anticonceptiva (el riesgo disminuye tras dejar de tomarla).

Antecedentes familiares y riesgo hereditario

La mayoría de las personas que desarrollan cáncer de mama no tienen antecedentes familiares de la enfermedad. Si solo una familiar de primer grado fue diagnosticada después de los 40 años, el riesgo suele ser similar al de otras mujeres de la misma edad.

Sin embargo, a veces el cáncer de mama puede tener un componente hereditario. El riesgo aumenta cuando:

  • Varios miembros de la familia han sido diagnosticados con cáncer de mama o cánceres relacionados, como el de ovario.
  • Los familiares afectados son cercanos.
  • Los diagnósticos se realizaron a edades jóvenes.
  • Hay antecedentes de cáncer de mama en hombres dentro de la familia.

Menos de 1 de cada 10 casos (10%) de cáncer de mama son hereditarios y se deben a mutaciones genéticas familiares. Las mutaciones más comunes se encuentran en los genes BRCA1 y BRCA2.

Si te diagnostican cáncer de mama triple negativo, es posible que te ofrezcan pruebas genéticas, incluso sin antecedentes familiares. La mayoría de los cánceres de mama vinculados a mutaciones en el gen BRCA1 son triple negativos. Tu oncólogo o enfermera de oncología puede explicarte más sobre este tema.

Si te preocupa el riesgo familiar, consulta con tu médico de cabecera o con un especialista en patología mamaria. Ellos podrán derivarte a una clínica de antecedentes familiares o a una unidad de genética.

Factores relacionados con el estilo de vida

Algunos hábitos y condiciones pueden influir en el riesgo de desarrollar cáncer de mama:

  • Exceso de peso u obesidad.
  • Consumo de alcohol.
  • Tabaquismo.

Adoptar hábitos de vida saludables puede contribuir a reducir ciertos factores de riesgo.

Radioterapia en el tórax a una edad temprana

Recibir radioterapia en el tórax antes de los 30 años incrementa el riesgo de desarrollar cáncer de mama. Esto puede suceder, por ejemplo, en personas que han sido tratadas con radioterapia para el linfoma de Hodgkin. En estos casos, se suele ofrecer un seguimiento mamario especializado.

El proceso de diagnóstico del cáncer de mama suele comenzar con una consulta a tu médico de cabecera. Él o ella realizará una exploración física y, si lo considera necesario, te derivará a un especialista.

Detección precoz a través del cribado mamográfico

En España, el programa de cribado de cáncer de mama tiene como objetivo detectar la enfermedad en sus fases iniciales, antes de que se pueda palpar o notar algún síntoma. Las mujeres de entre 50 y 69 años son invitadas a realizarse una mamografía cada dos años, aunque la edad de inicio puede variar en algunas comunidades autónomas.

En la unidad especializada

Una vez en la unidad especializada, serás atendida por un médico especialista o por una enfermera especializada en el cuidado mamario. Es posible que también cuentes con el apoyo de una enfermera gestora de casos.

Durante la consulta, el personal sanitario te hará preguntas para conocer tu historia clínica y evaluar posibles factores de riesgo. Algunas de las preguntas que podrían hacerte incluyen:

  • ¿Has tenido problemas previos en las mamas o algún otro problema de salud relevante?
  • ¿Tienes antecedentes familiares de cáncer de mama o de ovario?
  • ¿Has pasado por la menopausia?
  • ¿Estás tomando algún medicamento, como terapia hormonal sustitutiva (THS) o anticonceptivos hormonales?

A continuación, el médico o la enfermera realizarán una exploración física, examinando las mamas, la zona del pecho y los ganglios linfáticos en las axilas y encima de la clavícula.

Este primer paso es fundamental para orientar las pruebas complementarias necesarias y personalizar el diagnóstico y tratamiento del cáncer de mama.

Pruebas para el diagnóstico del cáncer de mama

Tras la exploración inicial, el médico o la enfermera te explicarán qué pruebas son necesarias para confirmar o descartar la presencia de cáncer de mama. Las principales pruebas diagnósticas incluyen:

La mamografía es una radiografía de las mamas que utiliza una dosis baja de rayos X

La ecografía mamaria utiliza ondas sonoras para crear una imagen del tejido mamario. Además, se suele realizar una ecografía de los ganglios linfáticos en la axila para evaluar si hay signos de afectación.

La biopsia mamaria consiste en la extracción de una pequeña muestra de tejido o células de un bulto o área anormal en la mama.

Pruebas adicionales tras el diagnóstico

Si los resultados de la biopsia confirman la presencia de células cancerosas, será necesario realizar más pruebas para evaluar el estado general de salud y determinar la extensión del cáncer de mama. Estas pruebas pueden incluir:

Se realiza un análisis de sangre para comprobar el estado general de salud y el funcionamiento de órganos como los riñones y el hígado.

La radiografía de tórax permite examinar los pulmones y el corazón, y ayuda a detectar posibles signos de propagación del cáncer.

Pruebas de imagen para evaluar la extensión del cáncer

En algunos casos, se solicitan pruebas adicionales para determinar el tamaño del tumor y verificar si el cáncer se ha diseminado a otras partes del cuerpo. Estas pruebas ayudan a establecer el estadio del cáncer de mama:

Utiliza imanes y ondas de radio para obtener imágenes detalladas del interior del cuerpo. Puede ayudar a precisar el tamaño del tumor y planificar la cirugía.

Realiza múltiples radiografías desde distintos ángulos para crear imágenes tridimensionales del interior del cuerpo. Se emplea para evaluar si el cáncer se ha propagado.

Detecta áreas anómalas en los huesos. Se inyecta una pequeña cantidad de una sustancia radiactiva en una vena y, tras esperar entre 2 y 3 horas, se realiza el escaneo.

Estas pruebas aportan información crucial para planificar el tratamiento del cáncer de mama de manera personalizada y efectiva.

Los resultados de las pruebas permiten a los equipos médicos conocer mejor el tamaño y la localización del cáncer de mama, así como si se ha extendido a otras partes del cuerpo. A este proceso se le denomina estadificación del cáncer de mama.

Esto proporciona información sobre la velocidad a la que el cáncer podría crecer o diseminarse.

Conocer el estadio y el grado del cáncer de mama ayuda a los especialistas a planificar el tratamiento más adecuado para cada persona.

Algunas células de cáncer de mama presentan receptores hormonales en su superficie. Las hormonas, como el estrógeno, pueden unirse a estos receptores y estimular el crecimiento de las células tumorales. Este tipo de cáncer de mama se denomina hormonosensible o receptor hormonal positivo.

En otros casos, las células tumorales pueden tener una cantidad elevada de una proteína llamada HER2 (receptor 2 del factor de crecimiento epidérmico humano). Este tipo se conoce como cáncer de mama HER2 positivo.

Un médico especialista llamado patólogo analiza las células cancerosas extraídas durante una biopsia o una cirugía para determinar la presencia de receptores hormonales o HER2.

Los resultados de estas pruebas permiten al equipo médico recomendar los tratamientos más eficaces y personalizados para cada caso de cáncer de mama.

Cáncer de mama con receptores hormonales

Cuando las células del cáncer de mama tienen receptores para la hormona estrógeno, se habla de cáncer de mama con receptor de estrógeno positivo o ER positivo (por sus siglas en inglés, debido a la ortografía estadounidense de “estrogen”).

Aproximadamente 7 de cada 10 casos de cáncer de mama en mujeres (70%) son ER positivos. Este tipo de cáncer de mama responde bien al tratamiento hormonal, ya que la terapia hormonal actúa bloqueando los efectos del estrógeno sobre las células cancerosas o reduciendo su producción en el cuerpo.

Además del estrógeno, algunas células de cáncer de mama también pueden presentar receptores para la hormona progesterona. En ese caso, se habla de cáncer de mama con receptor de progesterona positivo o PR positivo.

Tu equipo médico te explicará si en tu caso es útil realizar la prueba para detectar receptores de progesterona, ya que esta información puede ayudar a personalizar aún más el tratamiento.

Cáncer de mama HER2 positivo

Algunas células del cáncer de mama presentan una cantidad excesiva de una proteína llamada HER2 (receptor 2 del factor de crecimiento epidérmico humano) en su superficie. Este tipo de cáncer se denomina cáncer de mama HER2 positivo.

La proteína HER2 adicional estimula a las células cancerosas a dividirse y crecer de forma más rápida. Se estima que entre el 15% y el 20% de los cánceres de mama son HER2 positivos.

Este tipo de cáncer puede tratarse eficazmente con terapias dirigidas específicas. Estos medicamentos se unen directamente a la proteína HER2 y bloquean su acción, lo que ayuda a frenar el crecimiento y la multiplicación de las células tumorales.

Cáncer de mama triple negativo

El cáncer de mama triple negativo es un tipo de cáncer que no presenta receptores para HER2 ni para las hormonas estrógeno y progesterona. Esto significa que no responde a las terapias hormonales ni a los tratamientos dirigidos contra HER2.

Si se diagnostica un cáncer de mama triple negativo, es posible que se ofrezca una prueba genética, incluso si no existe un historial familiar de cáncer de mama. Esto se debe a que muchos casos relacionados con una alteración en el gen BRCA1 son de tipo triple negativo.

Si te preocupa el riesgo de cáncer de mama en tu familia, habla con tu médico de cabecera o con un especialista en genética. Ellos podrán derivarte a una clínica especializada en historia familiar o genética.

Un equipo de especialistas en un comité multidisciplinar se reúne para analizar el caso y decidir el tratamiento más adecuado para cada persona.

El médico te explicará las diferentes opciones de tratamiento disponibles, junto con sus posibles efectos secundarios. También hablará contigo sobre aspectos importantes a tener en cuenta para tomar decisiones informadas sobre el tratamiento.

En la mayoría de los casos, el primer tratamiento suele ser una cirugía para extirpar el tumor. El cirujano comentará contigo las distintas opciones quirúrgicas disponibles.

Cirugía conservadora de mama y mastectomía

En algunos casos, se puede realizar una cirugía conservadora de mama. Este procedimiento consiste en extirpar el cáncer junto con una pequeña cantidad de tejido mamario sano alrededor del tumor.

En otros casos, se puede recomendar una mastectomía, que implica la extirpación de toda la mama.

Además, es habitual que se extraigan algunos o todos los ganglios linfáticos de la axila para comprobar si el cáncer se ha diseminado.

Algunas personas pueden optar por una reconstrucción mamaria, que permite crear una nueva forma de mama durante la misma operación. Otras prefieren realizar esta reconstrucción más adelante, si así lo desean.

Tratamiento antes de la cirugía (tratamiento neoadyuvante)

En algunos casos, se puede administrar un tratamiento antes de la cirugía, como la quimioterapia o la terapia hormonal. Esto se conoce como tratamiento neoadyuvante.

El objetivo del tratamiento neoadyuvante puede ser reducir el tamaño de un tumor grande para facilitar una cirugía conservadora de mama en lugar de una mastectomía.

También puede incluir quimioterapia o terapia dirigida en ciertos tipos de cáncer de mama o cuando el cáncer crece con mayor rapidez. Este tratamiento ayuda a reducir el riesgo de que el cáncer reaparezca en el futuro.

Tratamiento después de la cirugía

Después de la cirugía, tu oncólogo suele recomendar uno o más tratamientos adicionales para reducir el riesgo de que el cáncer de mama reaparezca. Estos tratamientos pueden incluir:

Quimioterapia

La quimioterapia utiliza distintos medicamentos para tratar el cáncer de mama. Generalmente se administra como una inyección en una vena (por vía intravenosa), aunque en algunos casos puede tomarse en forma de comprimidos.

Radioterapia

La radioterapia utiliza rayos de alta energía para destruir las células cancerosas. Se administra después de una cirugía conservadora de mama y, en algunos casos, después de una mastectomía.

Terapias dirigidas

Las terapias dirigidas interfieren con la manera en que las células crecen. Pueden reducir el riesgo de que el cáncer de mama HER2 positivo regrese.

Terapia Hormonal

La terapia hormonal reduce la cantidad de estrógeno en el cuerpo. Puede prevenir el crecimiento de las células cancerosas en mujeres con cáncer de mama ER positivo.

Bisfosfonatos

Los bisfosfonatos son medicamentos que ayudan a proteger los huesos contra algunos efectos de los tratamientos del cáncer de mama. También pueden ayudar a reducir el riesgo de que el cáncer de mama se propague a los huesos.

Después del tratamiento, se realizarán controles periódicos con el oncólogo o se mantendrá contacto regular con la enfermera de oncología.

Durante los primeros 5 años, se realizarán mamografías periódicas en la mama no afectada. Si se ha hecho una cirugía conservadora, se harán mamografías en ambas mamas. Si se ha realizado una mastectomía doble, no se ofrecerán mamografías.

Pasados esos 5 años, si tienes 50 años o más, las mamografías suelen continuar a través de los programas de cribado. Las mujeres más jóvenes suelen seguir con mamografías mas frecuentes hasta llegar a los 50 años.

Atención a los cambios

La mama tratada puede verse y sentirse diferente. La enfermera de oncología o tu oncólogo pueden indicarte qué esperar y qué observar. También es importante estar atenta a posibles cambios en la mama no tratada.

Es natural sentir ansiedad entre citas médicas. Puede ayudarte contar con el apoyo de familiares, amistades o del equipo terapéutico.

Linfedema

El linfedema es una hinchazón del brazo o la mano del lado tratado. A veces aparece después de la cirugía o radioterapia en los ganglios linfáticos de la axila. Puede desarrollarse de forma lenta, incluso meses o años después del tratamiento.

Hay formas de reducir el riesgo de desarrollar linfedema. Si notas hinchazón en el brazo, la mano o el pecho, consulta siempre con tu médico o enfermera. Cuanto antes se diagnostique, más fácil será su manejo.

Sexualidad y fertilidad

Los tratamientos pueden afectar a la vida sexual. En mujeres jóvenes, algunos tratamientos también pueden afectar la fertilidad.

Por ejemplo, la cirugía puede influir en la imagen corporal y afectar la sexualidad. Puede tomar tiempo adaptarse. Si tienes pareja, hablar abiertamente puede ayudar. Si los problemas persisten, consulta con tu enfermera o médico.

Si aún no has pasado la menopausia, tu médico te aconsejará evitar anticonceptivos hormonales. Si planeas tener hijos en el futuro, generalmente se recomienda esperar 2 años tras el tratamiento.

Si el tratamiento puede afectar la fertilidad, puede considerarse la extracción de óvulos antes de comenzar. Esto permite la posibilidad de tratamientos de fertilidad posteriores.

Hablar con un/a psicólogo/a puede ser de gran ayuda si hay dificultades emocionales relacionadas con la fertilidad.

Menopausia precoz

Algunos tratamientos pueden causar menopausia precoz o temporal. La terapia hormonal también puede provocar síntomas similares a los de la menopausia.

No se recomienda el uso de terapia hormonal sustitutiva, ya que contiene estrógenos que podrían estimular las células cancerosas. Sin embargo, existen otras formas de manejar los síntomas.

La menopausia precoz puede aumentar el riesgo de osteoporosis.

Bienestar y recuperación

Incluso si ya llevas un estilo de vida saludable, podrías querer realizar cambios positivos tras el tratamiento.

Pequeños cambios, como una alimentación equilibrada y mantenerte activa, pueden mejorar tu bienestar, favorecer la recuperación y reforzar tu salud general.

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