El cáncer de próstata es el tipo de cáncer más frecuente entre los hombres en España, especialmente a partir de los 65 años. Detectado a tiempo, suele tener un pronóstico favorable, por lo que la información, la prevención y el diagnóstico precoz son fundamentales. En esta página encontrarás todo lo que necesitas saber sobre el cáncer de próstata: síntomas, factores de riesgo, pruebas diagnósticas y opciones de tratamiento disponibles.
¿Qué es el cáncer de próstata?
El cáncer de próstata comienza en las células de la próstata, una pequeña glándula situada justo debajo de la vejiga y delante del recto. Esta glándula forma parte del sistema reproductor masculino y su función principal es producir parte del líquido seminal.
El cáncer de próstata es uno de los tipos de cáncer más frecuentes en hombres en España. Cada año se diagnostican alrededor de 30.000 nuevos casos, lo que lo convierte en el tumor más diagnosticado entre los varones, especialmente a partir de los 65 años. Aunque puede aparecer en hombres más jóvenes, es poco común antes de los 50. El riesgo de desarrollar cáncer de próstata a una edad temprana aumenta si tienes antecedentes familiares de la enfermedad o si eres un hombre de ascendencia africana.
Tipos de cáncer de próstata
Existen diferentes estadios o tipos de cáncer de próstata, según su extensión:
- Cáncer de próstata localizado: el cáncer está contenido únicamente dentro de la glándula prostática.
- Cáncer de próstata localmente avanzado: el cáncer ha comenzado a salir de la próstata y puede haber invadido tejidos u órganos cercanos.
- Cáncer de próstata avanzado o metastásico: el cáncer se ha diseminado a otras partes del cuerpo, como los huesos.
Si eres una mujer trans o una persona no binaria asignada como hombre al nacer, también debes conocer los riesgos del cáncer de próstata, ya que sigues teniendo tejido prostático y, por tanto, la posibilidad de desarrollar esta enfermedad.
Síntomas del cáncer de próstata
El cáncer de próstata no suele presentar síntomas en sus fases iniciales. Generalmente, los síntomas aparecen cuando el tumor ha crecido lo suficiente como para presionar la uretra, el conducto que transporta la orina desde la vejiga al exterior del cuerpo.
Es importante tener en cuenta que la próstata también puede agrandarse debido a una condición benigna llamada hiperplasia benigna de próstata (HBP), que no es cancerosa. Sin embargo, los síntomas del cáncer de próstata y de la HBP pueden ser muy similares.
Síntomas frecuentes del cáncer de próstata o de enfermedades benignas de la próstata:
- Necesidad de orinar con más frecuencia de lo habitual, especialmente por la noche (nicturia).
- Dificultad para orinar, como un flujo débil o tener que hacer esfuerzo para comenzar a orinar.
- Sensación de vaciado incompleto de la vejiga.
- Urgencia repentina para orinar.
- Presencia de sangre en la orina o en el semen.
- En casos raros, dolor al orinar o al eyacular.
Si presentas alguno de estos síntomas urinarios, es fundamental acudir al médico de atención primaria. El especialista podrá solicitar pruebas para descartar o confirmar un posible cáncer de próstata (consulta el apartado sobre diagnóstico más abajo).
Cuando el cáncer de próstata se disemina
Si el cáncer de próstata se encuentra en una fase avanzada (cáncer de próstata metastásico), puede extenderse a otras partes del cuerpo, siendo los huesos el lugar más común. En estos casos, uno de los síntomas puede ser dolor óseo, especialmente en la espalda, las caderas o las costillas.
Causas y factores de riesgo del cáncer de próstata
Los médicos aún no conocen con exactitud las causas del cáncer de próstata, pero sí se han identificado diversos factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de desarrollarlo. Tener uno o más factores de riesgo no significa que se vaya a padecer la enfermedad, pero sí incrementa la posibilidad.
Edad
La edad es el factor de riesgo más importante. El riesgo de padecer cáncer de próstata aumenta a partir de los 50 años y es mucho más frecuente en hombres mayores de 65 años. Es poco común antes de los 50, salvo en casos con factores hereditarios o predisposición genética.
Etnia
Los hombres de ascendencia africana tienen un riesgo significativamente mayor de desarrollar cáncer de próstata y, además, tienden a presentarlo a edades más tempranas. Aunque las razones no están del todo claras, se cree que factores genéticos pueden influir.
En cambio, los hombres de origen asiático parecen tener un riesgo más bajo, aunque aún no se conoce con certeza el motivo.
Historial familiar
En algunos casos, el cáncer de próstata puede tener un componente hereditario. El riesgo es mayor si:
- Tu padre o hermano ha tenido cáncer de próstata, especialmente si fue diagnosticado antes de los 60 años.
- Tienes dos o más familiares cercanos (padre, hermano, abuelo, tío o medio hermano) por parte de la misma familia que hayan tenido cáncer de próstata.
- Tu madre ha tenido cáncer de mama.
- Has heredado mutaciones genéticas asociadas al cáncer.
Aproximadamente entre el 5 % y el 10 % de los casos de cáncer de próstata tienen relación con alteraciones genéticas heredadas. Algunas de las más conocidas son los genes BRCA1 y BRCA2, que también se asocian con el cáncer de mama y ovario. En concreto, si has heredado una mutación del gen BRCA2, tu riesgo de desarrollar cáncer de próstata puede multiplicarse por cinco. También se ha identificado un mayor riesgo en personas con síndrome de Lynch, una condición hereditaria poco común que aumenta el riesgo de varios tipos de cáncer.
Si tienes antecedentes familiares de cáncer, es recomendable que lo consultes con tu médico de atención primaria.
Peso corporal y dieta
El sobrepeso o la obesidad pueden aumentar el riesgo de desarrollar formas más agresivas o avanzadas de cáncer de próstata. Además, existe evidencia de que también podría influir en la velocidad de crecimiento del tumor.
Adoptar hábitos saludables como seguir una dieta equilibrada, rica en frutas, verduras y baja en grasas saturadas, junto con la actividad física regular, ayuda a mantener un peso saludable y puede contribuir a reducir el riesgo.
Diagnóstico del cáncer de próstata
El proceso para diagnosticar el cáncer de próstata generalmente comienza con una visita a tu médico de atención primaria (médico de cabecera) para evaluar los síntomas. Si es necesario, el médico solicitará una serie de pruebas iniciales para determinar si es necesario derivarte a un especialista.
Pruebas iniciales
1. Examen rectal digital (tacto rectal)
El médico introduce suavemente un dedo enguantado y con lubricante en el recto para palpar la glándula prostática. Como el recto está muy cerca de la próstata, este examen permite detectar posibles anomalías en su tamaño, forma o textura. Es una prueba rápida y generalmente no dolorosa.
2. Análisis de PSA (antígeno prostático específico)
Es un análisis de sangre que mide el nivel de PSA en el organismo. Los niveles elevados de PSA pueden estar relacionados con el cáncer de próstata, pero también pueden aumentar por otras causas, como la hiperplasia benigna de próstata (HBP), infecciones o simplemente la edad.
Si el nivel de PSA está elevado o el resultado del tacto rectal es anormal, el médico te derivará a un urólogo, especialista en el aparato urinario masculino. En algunos casos, se repite la prueba de PSA si el tacto rectal fue normal.
En el hospital: pruebas especializadas
En la consulta especializada, el urólogo o la enfermera te preguntarán por los síntomas, antecedentes familiares y otros factores de riesgo. Es posible que se repita el tacto rectal y el análisis de PSA. Si hay sospecha de cáncer de próstata, se pueden realizar pruebas más avanzadas:
Resonancia magnética multiparamétrica (RMmp)
Esta prueba avanzada ofrece imágenes detalladas de la próstata y sus alrededores. Ayuda a los especialistas a decidir si es necesario realizar una biopsia prostática. Es más precisa que una resonancia convencional.
Biopsia transrectal (TRUS)
Se realiza con una sonda introducida por el recto. A través de ella se extraen pequeñas muestras de tejido prostático con una aguja fina. Se aplica anestesia local para evitar molestias. El objetivo es analizar si hay células cancerosas.
Biopsia transperineal
En lugar de pasar por el recto, esta biopsia se realiza a través del periné (zona entre el escroto y el ano). Puede hacerse con anestesia local o general. Suele ofrecer mayor precisión y menor riesgo de infección que la biopsia transrectal.
Pruebas adicionales tras el diagnóstico
Si se confirma el diagnóstico de cáncer de próstata, los médicos valorarán el riesgo de progresión del cáncer. Esto depende de factores como el nivel de PSA, el grado y el estadio del tumor.
Para determinar si el cáncer se ha extendido o en qué fase se encuentra, pueden solicitarse:
- Resonancia magnética (RMN)
- Gammagrafía ósea
- Tomografía computarizada (TAC)
- Análisis de sangre adicionales
Estos estudios ayudan a establecer un plan de tratamiento personalizado, según si el cáncer está localizado, es localmente avanzado o metastásico.
Estadificación del cáncer de próstata
La estadificación del cáncer de próstata describe el tamaño del tumor y hasta qué punto se ha diseminado.
¿Qué significan el estadio y el grado del cáncer de próstata?
Cuando se diagnostica un cáncer de próstata, los médicos evalúan dos aspectos clave:
- El estadio: cuánto se ha extendido el cáncer.
- El grado: qué tan agresivo es y cuán rápido puede crecer.
Esta información es esencial para decidir el tratamiento más adecuado.
Estadios del cáncer de próstata
Indican la extensión del cáncer en el cuerpo:
Estadio | Qué significa |
---|---|
Estadio 1 y 2 | El cáncer está solo dentro de la próstata. Se llama cáncer localizado. |
Estadio 3 | El cáncer ha comenzado a salir de la próstata, pero no se ha diseminado lejos. Se llama cáncer localmente avanzado. |
Estadio 4 | El cáncer se ha extendido a otras partes del cuerpo (como los huesos). Se llama cáncer avanzado o metastásico. |
🧬 Grado del cáncer (agresividad)
Describe cómo de anormales se ven las células cancerosas y qué tan rápido puede crecer el tumor:
Grado (Gleason o Grupo) | Qué significa |
---|---|
Grado bajo (Gleason 6 / Grupo 1) | Cáncer de crecimiento lento. A veces no necesita tratamiento inmediato. |
Grado intermedio (Gleason 7 / Grupo 2-3) | Cáncer con potencial de crecimiento. Generalmente se trata. |
Grado alto (Gleason 8-10 / Grupo 4-5) | Cáncer más agresivo. Requiere tratamiento activo. |
📌 Clasificación del riesgo
Combinando el estadio, el nivel de PSA y el grado, los médicos clasifican el cáncer de próstata en:
- Riesgo bajo o muy bajo
- Riesgo intermedio
- Riesgo alto o muy alto
Tratamiento del cáncer de próstata
Cuando se diagnostica un cáncer de próstata, un equipo de especialistas se reúne para evaluar el mejor tratamiento posible para ti. Este equipo se conoce como equipo multidisciplinar.
Existen diferentes opciones de tratamiento y la elección dependerá de varios factores, como:
- Tu estado general de salud
- Tu edad
- El grado de Gleason o grado del cáncer
- El estadio del cáncer
- El grupo de riesgo del cáncer
- Tus preferencias personales
Tu médico y el personal de enfermería te explicarán las distintas opciones disponibles, con sus beneficios y efectos secundarios. Juntos, podréis decidir cuál es el tratamiento más adecuado para ti.
Tratamiento para el cáncer de próstata localizado o localmente avanzado
En los casos de cáncer de próstata en etapas iniciales o localmente avanzado, el tratamiento puede incluir una o varias de las siguientes opciones:
Radioterapia
La radioterapia utiliza rayos de alta energía para destruir las células cancerosas. Puede administrarse de dos formas:
- Radioterapia externa (desde fuera del cuerpo)
- Braquiterapia (desde el interior del cuerpo)
En los casos de cáncer de próstata localizado, la braquiterapia puede emplearse como tratamiento único. Para el cáncer localmente avanzado, se suele aplicar una combinación de radioterapia externa y braquiterapia.
Cirugía o prostatectomía radical
La prostatectomía radical consiste en la extirpación quirúrgica de la glándula prostática. Es una opción en etapas iniciales del cáncer de próstata. En estos casos, puede que debas elegir entre cirugía o radioterapia.
En el cáncer localmente avanzado, la cirugía se utiliza con menos frecuencia.
Vigilancia y seguimiento activo
Vigilancia activa
La vigilancia activa implica realizar pruebas regulares para controlar el cáncer de próstata en etapas tempranas. Permite evitar o retrasar tratamientos innecesarios y sus posibles efectos secundarios.
Observación o espera vigilante
En este enfoque, se realizan menos pruebas que en la vigilancia activa. Se trata de acudir a revisiones periódicas para comprobar si el cáncer está causando síntomas. Si aparecen signos de crecimiento del tumor, se puede iniciar el tratamiento, generalmente con terapia hormonal.
Terapia hormonal
El cáncer de próstata depende de la hormona testosterona para crecer. Las terapias hormonales reducen los niveles de testosterona en el cuerpo. Pueden administrarse en forma de comprimidos o inyecciones.
La terapia hormonal puede utilizarse como tratamiento principal, en combinación con radioterapia, o tras la finalización de ésta. También es el tratamiento más habitual para el cáncer de próstata avanzado.
Quimioterapia
La quimioterapia utiliza medicamentos citotóxicos para destruir células cancerosas. Se emplea, sobre todo, en casos de cáncer de próstata avanzado o en aquellos con mayor riesgo de recaída.
Otros tratamientos
Existen opciones menos comunes, como:
- Crioterapia: destruye las células cancerosas mediante congelación.
- HIFU (Ultrasonido focalizado de alta intensidad): utiliza calor a través de ultrasonidos para eliminar las células tumorales.
Estas técnicas aún no están ampliamente disponibles en el sistema sanitario público español, aunque pueden ofrecerse en centros privados especializados.
Tratamiento del cáncer de próstata metastásico
Cuando el cáncer de próstata se ha diseminado (metastásico), el tratamiento más habitual incluye terapia hormonal y quimioterapia. En algunos casos, pueden añadirse nuevos fármacos hormonales de segunda generación.
Después del tratamiento del cáncer de próstata
Tras recibir tratamiento para el cáncer de próstata, es fundamental acudir a citas de seguimiento médico de forma regular. Estas revisiones permiten detectar posibles recaídas y controlar tu recuperación.
Es normal sentir ansiedad entre una revisión y otra. Buscar apoyo emocional en tu familia, amistades o en asociaciones de pacientes puede ayudarte a sobrellevar esta etapa.
En España, existen organizaciones como la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) o Europa UOMO España, que ofrecen acompañamiento, orientación y espacios de encuentro entre pacientes.
Sexualidad, relaciones y fertilidad
Los tratamientos para el cáncer de próstata pueden afectar tu vida sexual. Es posible que notes una disminución del deseo sexual (libido) o que tengas dificultades para conseguir o mantener una erección. Esto se conoce como disfunción eréctil (DE) y es una consecuencia frecuente tras el tratamiento.
Aunque estos efectos pueden ser preocupantes, existen tratamientos médicos y apoyo psicológico que pueden ayudarte a mejorar tu calidad de vida sexual. Habla con tu médico o enfermera sobre cualquier dificultad o inquietud. Están acostumbrados a tratar estos temas y pueden orientarte. Si tienes pareja, puede ser útil que participe en estas conversaciones.
Fertilidad
El cáncer de próstata y sus tratamientos pueden afectar la fertilidad masculina. Si este es un tema importante para ti, coméntalo con el equipo médico antes de iniciar el tratamiento. En muchos casos es posible congelar una muestra de esperma para preservar la posibilidad de tener hijos en el futuro.
Bienestar y recuperación
Después del tratamiento del cáncer de próstata, muchas personas deciden adoptar hábitos más saludables, incluso si ya llevaban un estilo de vida equilibrado.
Realizar pequeños cambios como mantener una alimentación saludable, hacer ejercicio con regularidad y evitar el tabaco y el alcohol en exceso puede mejorar significativamente tu bienestar general y acelerar la recuperación del organismo.
El ejercicio moderado, adaptado a tu nivel físico, no solo favorece la salud cardiovascular y ósea, sino que también contribuye a reducir la fatiga, mejorar el estado de ánimo y fortalecer el sistema inmunológico.